Enfermedades

Enfermedad renal crónica: una realidad rodeada de mitos

La enfermedad renal crónica (ERC) ocupa el sexto lugar entre las causas de muerte que más rápido crecen en el mundo y se estima que 850 millones de personas a nivel global la padecen. En México se reporta como la 13° causa de muerte y se calcula que aproximadamente el 11% de los mexicanos la padece, la mayor parte de ellos, sin saberlo.

Ante esta realidad, el Día Mundial del Riñón surge en el año 2006 como una iniciativa de la Sociedad Internacional de Nefrología (ISN) y la Federación Internacional de Fundaciones del Riñón (IFKF) para promover la salud renal.

Con la finalidad de educar y concientizar a las personas sobre cómo prevenir esta enfermedad, el Doctor Alfonso Ramos, gerente de asuntos médicos en Baxter México, nos comparte una lista de los principales mitos que en la actualidad rodean esta enfermedad y la realidad acerca de ellos.

Mito #1.- Los riñones duelen y esto ayuda a detectar la ERC

Por lo general, los riñones no duelen, a menos que exista una obstrucción o inflamación de la cápsula que los cubre. Los síntomas tempranos de la enfermedad renal –como presencia de sangre microscópica en la orina, por ejemplo—, en algunas ocasiones, pueden pasar desapercibidos. Otras veces puede haber síntomas más evidentes como “hinchazón” en los pies y/o cara o presencia de presión alta.

En enfermedades crónicas como la diabetes o hipertensión, la primera señal de daño renal puede ser la presencia de cantidades muy pequeñas de proteínas en la orina (microalbuminuria), la cual no produce ningún tipo de dolor y solo puede ser detectada midiendo dicha sustancia directamente en la orina. Los pacientes con estas enfermedades crónicas pueden perder hasta el 70% de la función de sus riñones sin presentar síntomas evidentes como anemia, presión alta, hinchazón de cara o piernas, pérdida de apetito, cansancio, entre otras.

Debido a esto, a los adultos se les recomienda realizarse exámenes en sangre y orina por lo menos una vez al año para detectar si existe algún dato que sugiera la presencia de enfermedad renal. Para las personas con enfermedades como diabetes o hipertensión, la evaluación de la orina y los exámenes de sangre son fundamentales para identificar de forma temprana la presencia de daño al riñón. La frecuencia y el tipo de exámenes deberán ser recomendados por un médico, de acuerdo al grado de avance que presenta la enfermedad.  

Una alimentación baja en sal, ejercicio constante, además del control adecuado de las cifras de glucosa en el paciente con diabetes, y de la presión arterial en el paciente con hipertensión, son ideales para mantener a los riñones en buena salud.

Mito #2.- Los únicos que padecen ERC son los adultos enfermos de diabetes e hipertensión

Si bien, las personas que presentan mayor riesgo de generar daño en el riñón son aquellas que tienen un problema de diabetes o hipertensión, nadie está exento. Por ejemplo, los niños también son propensos a padecer esta enfermedad; especialmente en casos de obesidad infantil, ya que esta patología puede desencadenar otros problemas más graves, entre ellos, la diabetes y, por consiguiente, la posibilidad de desarrollar una ERC. Por esta razón, es necesario que la educación y conciencia sobre la salud renal comience desde la escuela primaria, mostrándole a los niños la importancia de llevar un estilo de vida sano.

De igual manera, de acuerdo con el Doctor Ramos, para los adultos que no presentan diabetes ni hipertensión es aconsejable que realicen estudios para descartar problemas a partir de los 30 años.

Mito #3.- Tomar mucha agua beneficia a los riñones

Aunque el hábito de tomar agua ayuda a llevar una vida sana, no es una medida preventiva que asegure una adecuada salud renal. Los riñones son un filtro complejo y la cantidad de agua que bebemos no impacta en su eficiencia.

Entonces, ¿qué cantidad se debe tomar? El agua que se consume durante el día debe eliminar la sensación de sed. Estos requerimientos varían en las diferentes etapas de la vida, y en condiciones como el embarazo y la lactancia, se deben incrementar. Además de la edad, la cantidad de líquidos que se consume durante el día varía de acuerdo al clima, el nivel de actividad, entre otras condiciones.

Las Academias Nacionales de Ciencia, Ingeniería y Medicina de los Estados Unidos, recomiendan una ingesta aproximada de 3.7 litros de líquidos para hombres y 2.7 litros para mujeres. Habrá que considerar que esta ingesta incluye los líquidos provenientes del agua y otras bebidas como el café, té, jugos y los alimentos.

Como recomendaciones generales, una persona puede considerar que su ingesta de líquidos es adecuada si no tiene sed y/o la orina es incolora o de un color amarillo claro. La orina de volumen escaso y con un color amarillo intenso, en la población general, podría ser una señal de que le hace falta líquido al organismo.

Existen condiciones especiales, como aquellos pacientes que forman piedras en los riñones, en las que la ingesta de líquidos debe ser mayor a los recomendados para la población general. Los volúmenes deberán ser recomendados por el médico tratante en cada caso.

La recomendación es que se ingiera agua natural y limitar el uso de bebidas carbonatadas o con sales que podrían ser dañinas para la salud.

Mito #4.- Tener daño renal es igual a padecer ERC

El daño en los riñones se clasifica en diferentes etapas, siendo la primera la menos grave; y la quinta, la enfermedad renal crónica terminal. Es importante identificar y clasificar de forma temprana el daño renal para establecer medidas de prevención adecuadas que limiten o retrasen el avance a estadíos más avanzados.

Las medidas de prevención primaria incluyen el adoptar un estilo de vida saludable con actividad física, una dieta balanceada, la disminución del consumo de sal, así como evitar el tabaquismo y la obesidad.

Para personas con presión arterial elevada, las Guías de Práctica Clínica sugieren mantener cifras de presión arterial por debajo de 140/90; y en el caso de pacientes con diabetes, se recomienda conservar niveles de hemoglobina glucosilada menores a 7%. El observar estas recomendaciones disminuirá de forma importante el riesgo de desarrollar enfermedad renal o disminuirá la progresión de esta, en caso de que se detecte en forma tardía.

La enfermedad renal se puede prevenir tomando las medidas preventivas, las cuales aplican para mujeres, hombres, niños y adultos mayores, sin distinción alguna. También es posible detectarla de forma temprana con los exámenes adecuados. Asimismo, su progresión a la etapa terminal se puede retrasar con el apego a las recomendaciones de un médico.