El verano ya inició y con ello se vienen
los planes de vacaciones donde la mayoría incluyen una piscina, el mar o
actividades acuáticas. Niños, jóvenes y adultos disfrutan un buen rato en el
agua pero es necesario contemplar que la cantidad de cloro y sustancias que
funcionan para el mantenimiento de las albercas puede ser muy alto afectando,
entre otras cosa, al oído.
De acuerdo a la Norma Oficial Mexicana NOM-245-SSAI-2010, requisitos sanitarios
y calidad del agua que deben cumplir las albercas, la presencia de cloro debe
oscilar entre el 1.0 y los 5.0 miligramos por litro de agua y su frecuencia de
medición es de cuatro horas durante el periodo de operación iniciado a partir
de la apertura al servicio al público; inclusive la salinidad del mar puede ser
un factor que provoque irritación en la piel o algún daño en los oídos.
Durante esta temporada es muy común que la gente presente otitis media, que
por la época se conoce como otitis
de verano, la cual es una infección producida por las bacterias que
se alojan en la piel del conducto auditivo interno provocando inflamación,
dicho conducto tiene forma tubular y conecta el pabellón de la oreja con el
tímpano, que a su vez está formado por hueso y cartílago cubierto de piel que
contiene pH ácido diseñado para proteger de diversas infecciones, entre ellas
otitis.
El cloro que se usa para la higiene de las piscinas y la salinidad marina
pueden hacer que esa piel pierda su integridad con los baños prolongados,
facilitándoles a los gérmenes generar malestar en los oídos.
Vale la pena mencionar que esta infección es muy común durante la infancia y es
una de las causas de pérdida de audición cuando evoluciona en casos extremos.
Se calcula que aproximadamente en México el 70 por ciento de los infantes ha
tenido algún episodio de esta enfermedad.
En general afecta a todos los grupos de edad, pero es más frecuente en el
período de edad comprendido entre los 0 y los 7 años, es la enfermedad más común en la infancia,
sobre todo en menores de 3 años, después de las infecciones virales de las vías
respiratorias altas.
“En la fase aguda de la
enfermedad, los pacientes pueden experimentar dolor de oído (otalgia), fiebre,
zumbido de oídos (tinitus) e irritabilidad. Con menos frecuencia se puede
presentar supuración, mareo y vértigo. En la mayoría de los casos, una
infección de oído es un problema menor que mejora con el tratamiento, pero
puede presentarse nuevamente en el futuro”, acotó la Dra. Jimena Atuán Rodas Especialista
en Audiología, Foniatría y Otoneurología de MED-EL.
A razón de eso, MED-EL
te da algunas recomendaciones para que en este periodo
vacacional cuides tus oídos y no te pierdas de la experiencia de escuchar tus
vacaciones al máximo:
- No usar hisopos: es de suma importancia que no se intente limpiar los oídos con hisopos ni en esta época ni en ninguna otra, ya que el cerumen es una protección natural. Al introducir este elemento en el conducto auditivo se puede dañarlo e incluso también el tímpano. La única parte que puede limpiarse de esta forma es el pabellón auricular (la oreja)
- Moderar la permanencia en el agua: el tiempo ideal es de 20 a 30 minutos y descansar entre 30 y 40 minutos fuera del agua.
- ¡Cuidado en la regadera! A la hora de lavar el cuerpo para quitar el cloro o la sal, nunca hay que permitir que shampoo o jabón entre en el conducto auditivo.
- Si hay picazón o dolor en los oídos: acudir inmediatamente con el especialista para evitar que la infección se haga más severa.
- Proteger los oídos: se recomienda usar tapones de silicón o gorras especiales que proteger los oídos y evitar que se meta el agua.
Una otitis mal
cuidada puede generar sordera permanente, por eso hay que estar atentos a
cualquier tipo de bloqueo del paso del sonido, salida de algún líquido verdoso
o amarillento y/o sangrado, de ahí la importancia de mandarse a hacer el
examen denominado audiometria
o consultar por urgencias si se presenta un dolor muy fuerte.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 60 por ciento de las causas
de la pérdida de audición en niños propiciadas por enfermedades como la otitis,
son evitables. Se
estima que 466 millones de personas en el mundo tienen pérdida de la audición
discapacitante, de ahí 34 millones son niños.