Salud y Vida

El lado obscuro del amor

 

¿Qué pasaría si alguien te dijera “lo que tienes en tu relación no es amor”? ¿Qué tu pareja en el fondo te odia”? Sería bastante doloroso y difícil de creer, ¿verdad? Es un hecho, a nadie le gustaría saber que la persona de quien se encuentra profundamente enamorados, de fondo no los ama.

De acuerdo con el Maestro en Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica Manuel Hernández: Existen dos personalidades que pueden resultar dañinos para las aquellos con los que se encuentran relacionados de forma romántica: el “Misógino” y la “Mujer Castrante”. Conocer estos perfiles tiene la finalidad de ayudar a muchos hombres y mujeres a mirar más allá de lo nunca visto o imaginado, donde en el fondo puede NO haber un “vínculo amoroso”.

“Conocer estos perfiles puede orientar, esclarecer y sembrar el deseo de buscar ayuda profesional para las personas que de forma inconsciente se han relacionado con un misógino (en el caso de las mujeres) o con una mujer castrante (en el caso de los hombres)” comenta el director de Descubriéndote.

Ciertamente, en una relación, no hay nada más doloroso que estar con alguien quien, de manera sistemática, velada y a veces tan evidente maltrata y mina lentamente la autoestima hasta el grado de hacerla añicos.

Existen muchos paradigmas en torno al amor que pueden confundir, si a eso se le agregan las carencias personales o las predisposiciones inconscientes en cuanto a la forma de relacionarse, es probable que las decisiones no sean las correctas y se termine eligiendo a personas que lejos de hacernos sentir plenos, llevan a experimentar un mundo completamente diferente.

Una mujer castrante tiene como fondo inconsciente una historia en donde, por alguna experiencia con los hombres se sintió fuertemente traicionada o lastimada, al grado de quedar resentida y desconfiada, utiliza el control (entre otras características) como una forma de sentirse segura de que no la volverán a lastimar.

Estas mujeres, en sus relaciones con los hombres buscan tomar el control de la relación; descalifican a su pareja cuando esta no cumple con alguna expectativa; lo devalúan o lo minimizan como una forma de confirmar que no pueden confiar en él. Al hacer esto reafirman la idea de que no necesitan ayuda de un hombre y mucho menos podrían depender de ellos.

Por su parte, el misógino es un hombre que tiende a ser encantador, romántico, cariñoso pero en el fondo de sus emociones tienen mucho enojo, el cual los puede llevar a cambiar de manera radical,  al grado de hacer sentir muy mal a su pareja con toda clase de críticas, insultos, humillaciones o descalificaciones. Si bien es cierto que algunos no llegan a la violencia física, sistemáticamente la van destrozando en la esfera emocional haciéndola sentir insegura, poco valiosa, con mucho miedo de hacer las cosas mal.

Ambos perfiles tienen coincidencias: el tema del control cobra relevancia en cuanto a la dinámica de la relación. Otro factor, quizás de los más significativos por lo que provoca en la pareja es el no asumir la responsabilidad de sus agresiones, sino todo lo contrario: culpan a su pareja de las cosas que suceden, incluyendo su comportamiento. El punto crítico de estas personalidades es cuando no sólo niegan su responsabilidad, sino que confunden a su pareja con hechos claros y contundentes, rebaten hasta lo imposible, rayando en un modo de relación perverso.

Dentro de este tipo de relaciones, quienes se vinculan con hombres o mujeres así sienten que su seguridad emocional depende del amor de su pareja, y para conseguirlo llegan a permitir toda clase de maltrato, renunciando a sus propios deseos y necesidades. Esto ¡NO es amor!

En contraste, el misógino y la mujer castrante sienten que su seguridad emocional depende del hecho tener el control absoluto sobre su pareja, pues de no conseguirlo aflorarían sus miedos más profundos y su verdadera esencia.

“Si te identificas como una mujer castrante o un hombre misógino, o como víctima de alguno de ellos… debes empezar por entender que la relación en donde se encuentran no se mantiene por amor, pero no está perdida del todo. La terapia de pareja puede ayudar a sanar las heridas de ambos y poder reconstruirse con la base en el respeto y la comunicación, donde ambas partes se sientan amadas, comprendidas y libres” finalizó el especialista.