Diabetes

¿Qué relación hay entre el cáncer de mama y la diabetes?

La literatura establece que las mujeres que viven con diabetes tienen hasta un 23% de riesgo más alto de padecer cáncer de mama y un 38% más de probabilidades de morir a causa de esta enfermedad en comparación con aquellas mujeres que no tienen diabetes. Sin embargo, no se ha podido establecer con claridad si la diabetes es causal de desarrollar cáncer de mama dentro de esta relación.

Sobre ello, explica Marisol Olarra, Educadora en Diabetes de BD Ultra Fine: “No hay diferencia entre el tipo de diabetes que se padezca, ya sea tipo 1 o tipo 2, esto no influye en el aumento del riesgo de cáncer de mama. Lo que sí es muy importante destacar, es el aumento en las probabilidades de fallecer por este tipo de cáncer al tener una diabetes fuera de control”. 

La asociación que hay entre una diabetes con niveles glucémicos descontrolados y el aumento del riesgo de desarrollar cáncer de mama se presenta debido a la relación que existe entre la hiperglucemia y la proliferación de células cancerosas. La hiperglucemia crónica (es decir, niveles elevados de glucosa de forma constante) contribuye con el aumento del nivel de factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF-1) y citosinas inflamatorias, lo que influye directa o indirectamente en la proliferación de células cancerosas, la apoptosis (destrucción o muerte celular programada por el mismo organismo con el fin de controlar su desarrollo y crecimiento) y la metástasis (propagación de un foco canceroso a un órgano distinto de aquel en que se inició).

Dentro de los factores de riesgo que influyen para que una de estas situaciones afecte a la otra, son:

  • Sedentarismo e inactividad física
  • Alimentación poco saludable
  • Consumo de alcohol
  • Tabaquismo
  • Obesidad

Debido a todo esto, Olarra destaca la primordial importancia de tener un diagnóstico oportuno de diabetes, ya que mientras más pronto se tomen las riendas del control glucémico, mejor será el pronóstico y se evitaran complicaciones a la salud, tanto las conocidas propias de la diabetes como ceguera, daño renal, pie diabético, etc. como lo ahora conocido sobre el cáncer de mama. Para lograrlo, educadoras en diabetes fomentan la insulinización temprana, alimentación adecuada y activación física. Estos tres pilares del control de la diabetes deben ser individualizados y personalizados para que funcionen, por lo que será necesario llevarlos muy de la mano del médico tratante y equipo de profesionales de la salud.

Ya que la insulina es, hasta el día de hoy, el tratamiento óptimo para el control de la diabetes, Marisol Olarra comparte: “La recomendación para una técnica de inyección exitosa es utilizar agujas ultra finas y cortas para que lleguen únicamente al tejido subcutáneo o graso, esto es: de 6mm en jeringa convencional y 4mm en aguja para dispositivos tipo pluma. Ubiquen las que tienen 5 biseles o cortes en la punta, tecnología conocida como PentaPoint, ya que esto hace más cómoda la inyección, disminuyendo el dolor. Se deben rotar los sitios de inyección periódicamente, estos son: brazo (parte superior trasera), muslo (parte externa), glúteo y abdomen (a dos o tres dedos del ombligo). Estos instrumentos no se deben reutilizar. Una mala práctica de esto puede dañar la piel, generar dolor al inyectarse, alterar la dosis de insulina afectando el control glucémico, entre otras consecuencias poco favorables”.

Estudios han relacionado un leve aumento en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 años después de recibir tratamiento por cáncer de mama, sin embargo, no es posible generalizar ya que no se han hecho estudios con muestras grandes para establecer este riesgo. Tomando esto en cuenta, la educadora concluye: “Es necesario explorar y estudiar esta situación determinantemente, ya que tampoco existen datos sobre la prevalencia de diabetes en mujeres diagnosticadas con cáncer de mamá”.