Cáncer

La coincidencia entre diagnóstico de cáncer y edad fértil favorece la vitrificación de óvulos

Oncólogos, expertos en fertilidad y asociaciones contra el cáncer vienen advirtiendo en los últimos años un incremento de los casos de cáncer en la población femenina más joven. Y lo vienen haciendo desde hace casi una década, años en los que aparecían ya estudios procedentes de Estados Unidos, como, por ejemplo, el de la Revista Journal for American Association que, en 2023, analizaba tendencias que procedían de los años 70: “Desde 1976 ha habido un incremento sostenido de la incidencia del cáncer de mama en las mujeres de 25 a 39 años pasando de 1,53 por cada 100.000 en 1976, a 2,9 por cada 100.000 en 2009”.

Desde Argentina, un estudio sobre la incidencia de esta enfermedad por edades cifraba en 2012 en el 25% los casos de cáncer de pecho en mujeres por debajo de los 50. “En los últimos diez años se ha detectado un aumento de los casos diagnosticados de un 2%, 5% y 8,5% en las franjas de edad de 30 a 34 años, 35 a 39 años y 40 a 44 años respectivamente”.

Varios “papers” médicos de autoría española, aparecidos en Elsevier, corroboran esta tendencia, sobre la que ya hoy llaman la atención, por ejemplo, desde AMUMA la Asociación de Cáncer de Mama y Ginecológico de Castilla la Mancha. Su presidenta, Sonia Marchán, explica que “Las pacientes que nos llegan nos asustan porque son muy jóvenes, de entre 30 y 40 años, y por eso pedimos que se actualicen los registros». 

Esta actualización tiene que ver con los métodos de detección de este tipo de carcinoma y en concreto con las revisiones en España, establecidas en el Sistema Sanitario de Salud a partir de los 50 años. Muchos expertos abogan por adelantar las mamografías periódicas diez años, es decir, que a los 40 ya se puede realizar la detección. Para las mujeres con antecedentes de cáncer en la familia, sin embargo, desde Sociedad Española de Senología y Patología Mamaria (SESPM) recuerdan que las mujeres con un riesgo elevado de desarrollar un cáncer de mama deberían tener la primera revisión a partir de los 25 años.

La aparición de cáncer de mama en mujeres jóvenes, precisa descartar en primer lugar la causa genética del mismo. Si madres, hermanas o abuelas han padecido la enfermedad en edades jóvenes, es preciso realizar un estudio completo y un programa de detección precoz, explica también desde Clínicas EVA la ginecóloga Isabel Vielsa.  

El segundo motivo de que esta patología pueda afectar a mujeres cada vez más jóvenes tiene que ver con los hábitos de vida, que van desde la alimentación, al consumo de sustancias tóxicas como el alcohol, pasando por el estrés, aspecto al que cada día se da más importancia en la salud. 

De esta manera, mujeres que están en edad fértil y que tienen la maternidad como objetivo pueden encontrarse con un diagnóstico que necesita de tratamientos agresivos y que puede perjudicar su capacidad reproductiva. La quimioterapia combinada CMF que incluye sustancias como la ciclofosfamida, el metotrexato y el fluorouracilo puede afectar a los ovarios, reduciendo su reserva de óvulos y, en conclusión, la capacidad de la mujer para quedarse embarazada.

Otros medicamentos incluidos en la llamada hormonoterapia son también perjudiciales para la maternidad. A uno de ellos, el tamoxifeno, se le relaciona con la retirada de la regla y debe ser suspendido con dos o tres meses de antelación si se busca el embarazo.

En general, la recomendación es reducir al máximo el intervalo de tiempo desde que se recibe el diagnóstico hasta que se comienza el tratamiento con radioterapia o quimioterapia. Este tiempo puede superar el mes, lo que sería suficiente para iniciar la preservación de óvulos.

Se trata, explica la directora médica de Clínicas EVA, de extraerlos para congelarlos sine die, hasta que el proceso de curación haya terminado o hasta que la paciente oncológica quiera proceder a su uso para tratar de quedarse embarazada. 

El tratamiento comienza con la estimulación ovárica mediante medicamentos con el fin de conseguir más ovocitos que sean aptos, y continúa con su posterior extracción, para ser, por último, vitrificados en un tanque de nitrógeno líquido.

Estas condiciones ambientales, asegura la doctora Vielsa, garantizan su perfecta conservación, permitiendo su uso posterior cuando la paciente esté recuperada, sin riesgos para la madre ni para el bebé.

La técnica de vitrificación de óvulos, que también se utiliza cuando la mujer decide postergar su maternidad por motivos sociales, viene desarrollándose desde 1980, fecha de aparición de los primeros estudios pioneros. Su integración y demanda en la sociedad ha ido creciendo y, según datos ofrecidos por la Sociedad Española de Fertilidad, se sometieron a ella en 2019 4.396 españolas, cuatro veces más que en 2025, cuando el total fue de 1383.