Comunidad Médica

Valentín Fuster: “Ciencia, salud y educación son la fuerza que debe dirigir un país”

“Ciencia, salud y educación son la fuerza que debe dirigir un país”  

  • El cardiólogo Valentín Fuster, que dirige el Instituto Cardiovascular del Mount Sinai Medical Center de Nueva York y el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III de Madrid, participó en un debate sobre ‘Salud Global y Liderazgo’ en Aspen Institute España

Madrid, 15 de diciembre de 2020. “Ciencia, salud y educación son la fuerza que debe dirigir un país, no solo económicamente, sino en todos los aspectos de la sociedad”. Este fue el contundente marco que el doctor Valentín Fuster, director del Instituto Cardiovascular del Mount Sinai Medical Center de Nueva York y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III de Madrid (CNIC), puso a su intervención durante el diálogo digital sobre ‘Salud Global y Liderazgo’, organizado por Aspen Institute España dentro de su serie de debates Aspen Ideas, en la que se pretende abordar los retos que afronta la sociedad a través de un diálogo plural entre personas provenientes de distintos sectores de la sociedad civil española.     

El doctor Fuster fue presentado por Javier Solana, presidente de Aspen Institute España, que, aparte de su brillante trayectoria científica, destacó su bonhomía y generosidad, además de su preocupación por hacer “una medicina para personas, para que la gente pueda vivir mejor”.

La ponencia del eminente cardiólogo se centró, principalmente, en una enfermedad crónica como la cardiaca, pero también abordó la aparición del COVID-19 y sus consecuencias, así como la relación entre ambas, principalmente ante las consultas de los participantes en el evento.

Respecto a la enfermedad cardiaca, “causa número 1 de mortalidad en el mundo”, explicó los resultados de un estudio recién publicado por la Revista Americana del Corazón, que también dirige, sobre la evolución de esta dolencia durante los últimos 30 años a partir de datos obtenidos en 204 países.

Destacó que el citado estudio refleja que esta enfermedad afecta a todo tipo de personas entre 30 y 70 años, que China, India, Rusia, EEUU e Indonesia son los países que encabezan el ranking y que su incidencia se ha duplicado entre 1990 y 2019. En cuanto a las principales causas que provocan estos datos, señaló el aumento y el envejecimiento de la población, pero, especialmente, factores de riesgo como “la hipertensión, la dieta inadecuada, el colesterol elevado, la polución atmosférica, la obesidad, el tabaquismo y la diabetes”, por este orden.

Para hacer frente a dichos factores, abogó por aumentar la concienciación de la población simplificando los mensajes, encontrando las poblaciones de mayor riesgo y educando en salud desde la infancia, “porque los niños y niñas captan mucho más que los adultos”. Pero incidió, especialmente, en que es responsabilidad individual de cada persona hacer todo lo posible para prevenir la aparición de la enfermedad, no solo de los gobiernos. También puso de relieve la necesidad de financiación de las grandes organizaciones con impacto global para que puedan cumplir su papel.

Respecto a la pandemia del COVID-19, tras describir de forma muy gráfica los distintos estadios de la enfermedad, enumeró cinco aspectos que se han aprendido de ella, “con sus correspondientes paradojas”. El primero de ellos es que no fue sorprendente, “pero los científicos tenemos que ser muchísimo más humildes, nos encontramos fuera de lugar”. Otro aprendizaje es que, pese a su gravedad, “las cosas más simples para que no ocurra son el distanciamiento social y la mascarilla”, que previene el 80% de los contagios. Asimismo, advirtió que la vacuna va a ser solo otro estadio, “nadie sabe si va a prevenir la recurrencia o la enfermedad”. Un aspecto más que destacó fue la alerta que ha generado en todas las personas, pero, a su vez, “el aumento de la generosidad”. Y, por último, explicó que “nos hemos librado de una guerra, pero ahora tenemos una guerra biológica, con un gran problema, que afecta a la economía y psicológicamente y tiene un impacto importantísimo en la sociedad”.

Durante el diálogo con los participantes se plantearon cuestiones como las diferentes problemáticas derivadas del COVID-19 y su relación con las enfermedades cardiovasculares. En este sentido, las consecuencias psicológicas de la que Valentín Fuster llamó una “guerra biológica” pueden afectar a las condiciones cardiacas, manifestó. Y lo justificó en que lo emocional no solo afecta directamente, sino también a través de los diferentes hábitos, como el tabaquismo, que pueden ser dañinos para la salud. 

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