Todo lo que debes saber sobre la influenza estacional

La influenza estacional es una enfermedad viral que afecta las vías respiratorias y que se presenta comúnmente durante los meses de frío. Cada año, millones de personas sufren de esta enfermedad, que aunque generalmente es benigna en la mayoría de los casos, puede tener consecuencias graves en grupos vulnerables como los ancianos, niños pequeños y personas con ciertas condiciones de salud. Conocer cómo se transmite, sus síntomas, tratamiento y medidas preventivas es vital para protegerte y cuidar de los demás.

¿Qué es la influenza estacional?

La influenza estacional es causada por los virus de la influenza, que son de tres tipos: A, B y C. Los virus de tipo A y B son los más responsables de las epidemias anuales. Estos virus se propagan principalmente a través de gotículas que se liberan al toser, estornudar o hablar. Además, el contacto con superficies contaminadas puede llevar a la infección si luego se toca la boca, nariz o ojos.

Una de las características de la influenza estacional es que suele circular en temporadas específicas, alcanzando su pico entre los meses de noviembre y marzo en muchos países. Los cambios y mutaciones en el virus hacen que la protección de años anteriores pueda no ser suficiente, lo que resalta la importancia de la vacunación anual.

Síntomas de la influenza estacional

Los síntomas de la influenza estacional pueden variar desde leves hasta muy graves, y generalmente aparecen de manera repentina. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:

• Fiebre alta y escalofríos
• Tos seca y persistente
• Dolor de garganta
• Congestión nasal o moqueo
• Dolores musculares y articulares
• Fatiga extrema
• Dolor de cabeza
• En algunos casos, diarrea o malestar estomacal, especialmente en niños

Es importante notar que no todas las personas con influenza estacional tendrán fiebre, y la gravedad de los síntomas puede diferir según cada individuo y su estado de salud general.

Prevención de la influenza estacional

La mejor manera de reducir el riesgo de contraer la influenza estacional es a través de la vacunación. La vacuna se recomienda anualmente para la mayoría de las personas mayores de seis meses. Además de la vacunación, hay otras prácticas que pueden ayudar a prevenir la propagación del virus:

• Lavado frecuente de manos: Usar agua y jabón, o desinfectante a base de alcohol para matar virus y bacterias.
• Cubrirse la boca y la nariz: Al toser o estornudar, utiliza un pañuelo desechable o el pliegue del codo para evitar contagiar a otros.
• Evitar el contacto cercano: Mantener la distancia de personas que presenten síntomas de resfriado o gripe.
• Mantener una buena higiene: Limpiar y desinfectar superficies comunes, especialmente en lugares públicos o en el hogar.

Tratamiento de la influenza estacional

Si bien la mayoría de las personas se recuperan de la influenza estacional sin la necesidad de atención médica, en algunos casos se pueden requerir medicamentos antivirales. Estos medicamentos son más efectivos cuando se inician dentro de las primeras 48 horas después de la aparición de los síntomas. Además, el tratamiento casero también puede ayudar a aliviar los síntomas:

• Descanso adecuado: Permitir que el cuerpo se recupere.
• Hidratación: Beber líquidos como agua, caldos y té para prevenir la deshidratación.
• Medicación: Analgésicos como el paracetamol o ibuprofeno pueden ayudar a reducir la fiebre y aliviar el malestar.

Es esencial consultar a un médico si los síntomas son severos o si perteneces a un grupo de alto riesgo, para recibir la atención adecuada.

La influenza estacional es una enfermedad común pero potencialmente seria que puede prevenirse de manera efectiva. Es vital estar informado sobre sus síntomas y medidas de prevención para protegerte a ti y a quienes te rodean. La vacunación anual es la herramienta más poderosa para evitar su propagación y minimizar sus efectos. Mantener buenos hábitos de higiene y estar atento a los síntomas puede hacer una gran diferencia en la salud pública y personal.