Salud mental: estrategias para mejorar el acceso y la atención
La salud mental es uno de los aspectos más críticos en la agenda global de salud pública, enfrentando todavía enormes retos en cuanto a reconocimiento, acceso y recursos. En un contexto donde más de 160 millones de personas en la región sufren algún trastorno mental, resulta imperativo entender la magnitud del problema y la importancia de abordarlo con responsabilidad, ética y compasión, especialmente cuando se trata de condiciones que están relacionadas estrechamente con factores sociales como la pobreza, la violencia, la exclusión social y la inseguridad. La empresa Viatris en México trabaja para impulsar una visión integral, que priorice una atención más equitativa y humanizada en salud mental, reconociendo que estos trastornos requieren un abordaje multidisciplinario y un compromiso colectivo que trascienda la esfera sanitaria.
La gravedad de la crisis en salud mental
No hay duda de que la salud mental se ha convertido en una de las principales preocupaciones globales. La Organización Panamericana de la Salud estima que en la región, aunque más de 160 millones de personas viven con un trastorno mental, solo una en cinco recibe atención adecuada, dejando a millones en una condición de vulnerabilidad y desasistencia. La única opción de tratamiento en estos casos muchas veces es la automedicación o el silencio, debido a la falta de recursos, la estigmatización y la poca cultura de detección temprana.
Este resistencia a buscar ayuda se agrava porque la salud mental se encuentra pequeña en la agenda de prioridades en comparación con la salud física. La comorbilidad con enfermedades no transmisibles —como enfermedades cardiovasculares, diabetes o cáncer— aumenta la complejidad y el impacto de estos trastornos, además de elevar el costo social y económico. La falta de recursos y el bajo nivel de sensibilización pública representan uno de los principales obstáculos para mejorar la respuesta a esta problemática, tal como señala el doctor Ricardo Corral, presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras, quien destaca que “necesitamos voluntad política y esfuerzos coordinados para garantizar igualdad de acceso y eliminar los prejuicios que aún existen en la sociedad”.
La situación en México y la creciente demanda de atención
Las cifras en México reflejan también un escenario alarmante. Para 2024, casi el 78% de las atenciones en salud mental corresponden a transtornos de ansiedad y depresión, dejando en un segundo plano otras condiciones que también requieren una atención especializada. Sin embargo, las estadísticas solo muestran una parte del problema. La realidad clínica es que muchas personas viven en silencio, sin reconocer que están atravesando una crisis emocional, y sin acceso a una atención adecuada que les permita entender la diferencia entre tristeza pasajera y un trastorno mental.
El doctor Edilberto Peña de León, director del Centro de Investigación del Sistema Nervioso, dice que “una de las dificultades principales para los pacientes es distinguir si lo que sienten es tristeza o depresión, o si padecen un trastorno de ansiedad. La ausencia de un examen de laboratorio que confirme esto hace que muchos importantes casos sean detectados demasiado tarde, cuando la enfermedad ya afecta la cognición y la calidad de vida”.
Este retraso en la detección no solo incrementa el sufrimiento de las personas, sino que también agrava la carga sobre los sistemas de salud, que deben enfrentarse a un incremento en la demanda sin contar con los recursos adecuados. La discriminación y el estigma social, que siguen siendo muy fuertes en muchas comunidades, también dificultan que las personas busquen ayuda en los momentos más necesarios.
La necesidad de respuesta urgente: ampliar la cobertura en salud mental
Para abordar el problema de raíz, es imprescindible que los sistemas de salud en los países de ingresos bajos y medios, incluyendo México, inviertan en infraestructura, personal y campañas de sensibilización. Hasta el 85% de las personas con trastornos mentales graves no recibe atención por falta de recursos, lo que agrava aún más la problemática social y económica. La colaboración entre sector público, empresas y organizaciones civiles es clave para cerrar esa brecha y garantizar que la salud mental sea una prioridad.
Viatris en México, por ejemplo, trabaja activamente en la ampliación del acceso a tratamientos innovadores, enfocándose en reducir los estigmas y en colaborar con profesionales y organizaciones sociales para que toda la población pueda beneficiarse de una atención integral y humanizada. La directora médica de Viatris México & CCS, Malgorzata Rozycka, afirma que “en nuestra compañía, estamos comprometidos en cerrar la brecha en atención en salud mental, promoviendo que esta condición tenga la misma importancia que la salud física y trabajando en eliminar prejuicios que aún persisten”.
La importancia de la detección temprana y la atención social
Reducir la brecha en salud mental requiere estrategias integradas que combinen atención clínica con acciones sociales y culturales. La detección temprana, la capacitación de personal en salud mental y la creación de redes comunitarias de apoyo son pasos fundamentales para garantizar que las personas puedan acceder a ayuda en las etapas iniciales de su condición. La salud mental no solo debe ser vista desde la óptica clínica, sino también desde una perspectiva social, que considere los factores que influyen en el bienestar emocional, como el contexto laboral, familiar y social.
Es fundamental promover campañas de sensibilización y educación que desafíen los prejuicios y estigmas que aún rodean a los trastornos mentales, permitiendo que las personas tengan mayor confianza para buscar ayuda sin temor a ser juzgadas. La integración de enfoques interdisciplinarios, combinando atención médica, apoyo psicológico y acciones comunitarias, puede marcar la diferencia en la vida de millones, logrando que la salud mental deje de ser un tema relegado y pase a ser una prioridad social y sanitaria.
El compromiso de toda la sociedad, del sector privado y de los gobiernos, será clave para hacer realidad un cambio profundo y duradero. Solo con esfuerzos coordinados, mayor inversión en infraestructura, campañas de sensibilización y una actitud abierta y empática, podemos avanzar en un futuro donde la salud mental tenga protagonismo y todos tengan acceso a una atención digna, oportuna y efectiva.
