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¿Qué es la resistencia a los antimicrobianos?

La resistencia a los antimicrobianos es uno de los problemas más graves de salud pública a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se estima que para 2050, esta resistencia podría causar más de 10 millones de muertes al año, lo que la convierte en una amenaza crítica que debemos afrontar con urgencia.

La resistencia a los antimicrobianos ocurre cuando bacterias, virus, hongos y parásitos dejan de responder a los medicamentos diseñados para combatirlos. Esto dificulta el tratamiento eficaz de infecciones comunes y desencadena un aumento en el riesgo de propagación de enfermedades infecciosas. Varios factores han acelerado esta crisis global, entre los cuales destaca el uso excesivo e inadecuado de antimicrobianos en humanos, así como en la ganadería y la agricultura. Además, el acceso deficiente al agua potable, el saneamiento y la higiene son factores que contribuyen significativamente a este fenómeno.

Impacto de la resistencia a los antimicrobianos en la atención médica

La falta de limpieza adecuada o un tratamiento inadecuado de las incisiones quirúrgicas también aumenta el riesgo de infección en heridas. La especialista médica Priscila Cantu de Essity destaca: “Cuidar bien una herida significa protegerla de agentes nocivos y evitar que se desarrollen microorganismos. El uso de apósitos especializados puede ayudar a minimizar la necesidad de antibióticos en el tratamiento. Este enfoque busca promover alternativas a los antibióticos en todos los entornos de atención médica”.

El tratamiento de una herida infectada no es un proceso que se pueda resolver de manera rápida y requiere atención cuidadosa. A continuación, se proporcionan algunas orientaciones esenciales para garantizar un manejo adecuado y prevenir la resistencia a los antimicrobianos:

Consejos para el cuidado de heridas

  • Productos correctos: La prevención de infecciones depende de un cuidado efectivo. Essity, con su marca Leukoplast, cuenta con más de 120 años de historia y proporciona productos estériles con adhesivos seguros e impermeables, que ayudan a la cicatrización y previenen la propagación de infecciones.
  • Desinfección de materiales: En el cuidado domiciliario, es fundamental utilizar materiales esterilizados para limpiar las heridas. Por ejemplo, limpiar las pinzas con alcohol y optar por gasas esterilizadas en vez de algodón, que podría haber estado en contacto con contaminantes externos.
  • Lávate las manos: Es imprescindible lavarse las manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos antes de manipular una herida.
  • Limpieza de la herida: Utiliza solución salina tibia para limpiar la herida, evitando irritar la piel y comprometer los tejidos circundantes. Si no tienes solución salina, el agua corriente puede resultar útil. Asegúrate de revisar el tejido en busca de daños y, si es necesario, busca la ayuda de un especialista.
  • Desinfección de heridas: Se recomienda aplicar antisépticos como clorhexidina usando gasas esterilizadas. Es importante evitar alcohol o peróxido de hidrógeno en heridas abiertas, ya que pueden causar irritación.
  • Cobertura de la herida: Utiliza un apósito estéril que proteja contra microorganismos y mantenga la humedad adecuada para evitar la maceración. Algunos apósitos tienen propiedades que ayudan a inactivar las bacterias.
  • Cambio del apósito: Cambia el apósito periódicamente, especialmente si muestra humedad, siguiendo siempre las recomendaciones de limpieza y desinfección.
  • Monitoreo constante: Es normal sentir una leve molestia y sensibilidad alrededor de la herida mientras sana. Sin embargo, los signos de infección —como enrojecimiento, hinchazón o calor en la piel circundante— deben ser evaluados. Si aparecen secreciones, fiebre, náuseas o vómitos, es crucial buscar atención médica.

La resistencia a los antimicrobianos es un tema de gran relevancia que requiere atención y acción colectiva. Adoptar buenas prácticas de cuidado de la salud y las heridas no solo es esencial para la recuperación individual, sino que también contribuye a la lucha contra este fenómeno global. Todos tenemos un papel en la prevención de la resistencia a los antimicrobianos, y al hacerlo, protegemos nuestra salud y la de nuestra comunidad