Covid

Pruebas diagnósticas, una herramienta que llegó para quedarse

La pandemia de COVID-19 ha dejado un cúmulo de sinsabores y pérdidas irreparables. Sin embargo, esta crisis sanitaria (que el 23 de marzo de 2020 obligó al inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia) también ha ocasionado que las personas se preocupen más por su salud y echen mano de innovaciones tecnológicas que impactan positivamente en la prevención, diagnóstico, tratamiento, control de complicaciones y monitoreo de una enfermedad.

En el caso del diagnóstico, sobresale el uso cada vez más frecuente de las pruebas de detección, que fueron adaptadas rápidamente para ser capaces de descubrir la presencia del virus SARS-CoV-2, en el menor tiempo y con la mayor precisión posible. Además, pasaron por rigurosos procesos de validación ante las autoridades sanitarias.

A esos retos, se sumó el hecho de que este tipo de dispositivos médicos, hasta antes de esta crisis global, no eran tan socorridos ni conocidos. Incluso, algunos médicos de primer contacto determinaban el cuadro de su paciente a partir de sus síntomas, sin corroborar con una prueba diagnóstica.

“Las decisiones clínicas deben estar respaldadas por una prueba diagnóstica. De lo contrario, se corre el riesgo de prescribir innecesariamente un antibiótico para alguna infección, por ejemplo. Por suerte, a partir de la pandemia, la sociedad y el personal médico han adquirido el hábito de realizarse un test para tener certeza de la causa de determinados síntomas”, señala Ana Riquelme, directora ejecutiva de la Asociación Mexicana de Industrias Innovadoras de Dispositivos Médicos (AMID) y miembro del International Society for Pharmacoeconomics and Outcomes Research (ISPOR).

No bajemos la guardia

Hoy, con el semáforo epidemiológico de color verde en la mayoría del país, está latente la posibilidad de que se relajen las medidas que caracterizaron aquella Jornada Nacional de Sana Distancia. No obstante, el uso de pruebas diagnósticas debe permanecer sin importar cepas, rebrotes u olas; y su papel para combatir otras “pandemias”, como la resistencia microbiana, debe valorarse más que nunca. 

“Si bien son pruebas relativamente nuevas en términos de adopción, en realidad son herramientas con varios años de ensayos y desarrollo a cuestas. Están pensadas en ayudar a los médicos a tomar la mejor decisión en el menor tiempo posible. Ahora lo importante es terminar de familiarizarnos con los diferentes tipos de tests (PCR, de antígenos, serológicas) y los escenarios en que se debe emplear cada uno para obtener un resultado más preciso”, concluye Ana Riquelme, directora ejecutiva de la AMID.

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