Neurociencia: un fuerte aliado del diseño
Cuando pensamos en una oficina de los años 50 hasta los 90, vienen a nuestra mente aquellos espacios cerrados, llenos de cubículos pequeños y grandes oficinas para los líderes corporativos bajo una luz tenue y colores monocromáticos. Si hablamos de la última década, hubo un boom en el diseño de los espacios abiertos y colaborativos que promovían el bienestar físico y emocional de los trabajadores. Contrastante.
PM Steele, consciente del dinamismo que por
naturaleza impera en las sociedades, cimentó su base de trabajo en el
entendimiento de las estructuras que componen a México y con base en ello,
ofrece las soluciones de mobiliario que necesitan las múltiples empresas que
conforman a nuestro país, garantizado no solo la calidad en los productos que
otorga a sus clientes, sino también la evolución paralela que el contexto le
demande.
El mercado actual solicita que la orientación al
cliente sea el eje central de las operaciones de las empresas tanto pequeñas,
medianas o grandes. Sin embargo, para lograrlo se deben ponderan las
necesidades de los colaboradores quienes, al final de cuentas, son los que
brindan el servicio, en la medida que están en armonía con su operación, su
salud, sus relaciones y el espacio que habita. Ante esto, ¿cómo elevar la
productividad y generar una entrega de producto o servicio con calidad?
“Una de las maneras es a
través del diseño, una disciplina abierta y receptiva al contexto, que permite
crear productos que útiles y consumibles, adaptados a las necesidades reales de
la población que naturalmente va cambiando con el tiempo. Los ajustes se
derivan de muchas variables, como las generaciones que van ingresando al
mercado laboral, las tendencias mundiales dirigidas a la modernización y los
modelos socioeconómicos de cada país.” Dijo Fernando
Núñez, subdirector de Recursos Humanos de PM Steele.
Conforme evolucionamos, incorporamos a nuestro
hacer el uso de herramientas y disciplinas que nos ayudan a mejorar nuestro
estilo de vida, no por temas de vanidad o banalidad, sino como parte de la
comprensión y apropiación de nuestra naturaleza. Por ello, la introducción de
la neurociencia al diseño ha permitido entender los aspectos cognitivos que
intervienen en nuestros procesos de adaptación en espacios físicos.
De su mano se comprende que el proceso de
conocimiento está ligado de manera indisoluble a las emociones. Los aspectos
cognitivos principales que permiten que el diseño sea ergonómico a escala
humana son el físico, biológico y psicológico. El procesamiento de la
información de nuestro cerebro ocurre con mayor frecuencia debajo de nuestros
niveles de consciencia.
Cabe destacar los cambios que se realizan en los
espacios de trabajo son posibles también gracias a la plasticidad de nuestro
cerebro, ¿esto qué quiere decir? Que tras años de evolución, se ha adquirido la
capacidad de modificar hábitos, comportamientos o conocimientos predeterminados
para aprender cosas nuevas. Nuestra percepción del mundo nunca es ingenua y
primitiva; lo que hacemos es percibir y comparar nuestros esquemas pasados con
los actuales y en ocasiones de su análisis somos capaces de crear los futuros,
que nos permitirán tener más y mejores beneficios.
Las personas, las relaciones y los objetos son
percibidos de manera integrada al contexto que los rodea, entre ellos se
configura una relación dotada de un significado integral; por ello vale la pena
reparar en el hecho de que el diseño de los espacios de trabajo deban ser
holísticos, es decir, que cuenten con la colorimetría adecuada, mobiliario de
alta tecnología que promuevan la salud, iluminación óptima, buena acústica y un
inmueble que arrope todos estos elementos de manera armónica.
Así, el diseño se convierte en una piedra
angular para que los individuos sean más receptivos a la información derivada
de las experiencias sensoriales que está experimentando en el sitio en el que
se encuentra, favoreciendo el desempeño de los individuos que al pasar más de
50 horas semanales en el trabajo, facilitando la comprensión e interacción con
el entorno material que habita para obtener así mejor resultados sin forzar la
relación colaborador-trabajo, sino que emanará de manera natural.