Enfermedades

Juan Pablo Valadez, el hombre que descubrió en su sordera la inspiración para convertirse en médico audiólogo

Juan Pablo Alejandro Valadez Murillo es médico residente en audiología y otoneurología, nació con microtia bilateral, una malformación congénita del oído externo y del medio que se presenta en 1 a 5 por cada 10,000 casos, e hipoacusia severa bilateral. Con el paso de los años, estos padecimientos le representaron una inspiración para convertirse en doctor y ayudar a más personas a encontrar las soluciones auditivas que necesitaban.

Durante su niñez, Juan Pablo tuvo dificultad para reconocer, identificar y discriminar los sonidos, además de someterse a más de 15 cirugías reconstructivas para mejorar la estética y la funcionalidad de su oído “No era fácil comprender lo que otras personas decían, no entendía los temas en mi clase y me costaba relacionarme como un niño norma oyente”, dijo el médico residente del Centro Médico Nacional Siglo XXI.

Tras visitas constantes a hospitales desde temprana edad, Juan Pablo, se apasionó por la medicina y su mamá fue el principal artífice en dicha travesía ya que fomentó esa pasión con juguetes que lo motivaron a desempeñarse como un profesional de la salud auditiva.

La búsqueda para encontrar aparatos auditivos fue compleja ya que, al no contar con oídos, la opción más viable fue el uso de una diadema ósea, de la cual tuvo muchas dudas y preocupaciones sobre el qué dirá la gente al ver su nuevo auxiliar auditivo, pero al terminar la cirugía, un mundo nuevo de sonidos surgió.

El Doctor Juan Pablo describe que su primer contacto con los sonidos fue “un encuentro de emociones maravillosas, como si hubiera descubierto un mundo nuevo”, esa fue la primera vez que logró escuchar cada uno de los sonidos a su alrededor sin dificultad luego de 12 años. En ese momento, se dio cuenta de la oportunidad tan maravillosa que le dio una diadema ósea.

Escuchar el agua correr al momento de jalar la cadena al ir al baño, las aves y su canto al caminar por el parque, pero, sobre todo, el zumbido de un mosquito rondando por su cuarto al tratar de dormir, aquel sonido que para muchos puede ser causa de desvelos, para él fue el sonido que logró hacer uno de sus días más memorables.

Gracias a su gusto por la medicina logró terminar su carrera universitaria para posteriormente trabajar y ayudar en una fundación dedicada a proveer auxiliares auditivos en zonas de escasos recursos, donde logró conocer las historias de niños como él, que lograron escuchar por primera vez.

“En México uno de cada seis mil nacimientos, presenta esta enfermedad, en mayor frecuencia en varones con un 70% y un 30% en mujeres. Puede ser unilateral (un solo oído) y con mayor frecuencia de lado derecho en varones y bilateral (ambos oídos). Contar con un diagnóstico oportuno permite a los padres y madres entender la enfermedad y buscar a los especialistas que darán las soluciones auditivas correctas para cada caso” comentó el Doctor Fernando Díaz, director comercial de MED-EL México.

Después de 20 años con diadema ósea, ahora el Doctor Juan Pablo es usuario de un dispositivo no implantable de conducción ósea de MED-EL y asegura que ya no hay nada que ejerza una fuerte presión en su cabeza, es fácil y cómodo de llevar y fácil de usar. Además, identifica de dónde provienen los sonidos sin necesidad de girar su cabeza a lado derecho, puede estar en lugares públicos con varias personas y escucha sin problema, sigue conversaciones sin mayor esfuerzo y disfruta más del sonido.

“Tengo una nueva solución auditiva que me da la oportunidad de escuchar claramente la fuente del sonido, interactuar con más de dos personas, desenvolverme en un espacio ruidoso sin hacer mayor esfuerzo para escuchar al interlocutor. Estas ventajas son fundamentales para mi labor como médico audiólogo, no solo porque debo estar atento a esos estímulos auditivos que le doy a mis pacientes, sino porque con el paciente llega su familia, y poder hablar con ellos con toda naturalidad es clave para mí como profesional”, dijo el Doctor Juan Pablo.

Durante su trayectoria como médico y ahora como residente en audiología y otoneurología, atendió diferentes casos de pérdida auditiva con finales felices, donde podía ver la satisfacción de cada paciente al recuperar su audición o volver a escuchar por primera vez. Todas esas realidades lo hacían sentir conectado y empático, porque sabía por lo que cada uno de ellos estaba pasando y entendía esos sentimientos de alegría y asombro al escuchar los sonidos.

“Esto me motivó a seguir por el camino auditivo, pues no solo conocía la patología desde la ciencia, sino también como mi propia historia de vida” finalizó Juan Pablo Valadez.

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