Nutrición

Grasas buenas: mientras más comas, mejor

¿Alguna vez te han dicho que la grasa es mala para tu cuerpo? Estamos seguros de que esto es algo que todos hemos escuchado en algún momento de nuestras vidas. Los nutriólogos, en sus diferentes facetas, diseñan planes alimenticios que se adaptan a cada individuo para garantizar que consuman lo suficiente y, lo que es más importante, que lo que comen está bien equilibrado.

Es muy común pensar que el método más efectivo para perder peso es eliminar completamente la grasa de las comidas. Entonces, cuando se les aconseja a las personas que, en algunos casos pueden necesitar grasas más beneficiosas en su plan de alimentación diario, ¡las reacciones generalmente van de asombro a horror!

En realidad, todo se remonta al “mito” que nos han dicho repetidamente que la grasa es mala, por lo tanto, debe evitarse a toda costa. Pero ¿y si le dijera que se ha demostrado científicamente que ciertos tipos de grasas que son buenas y que son una parte vital de una dieta equilibrada? Aquí hay tres razones que lo demuestran:

¿Cómo puede saber qué grasas son buenas?
La grasa monoinsaturada (MUFA) y la grasa poliinsaturada (PUFA), son “grasas buenas” que son ampliamente aceptadas por su capacidad para reducir las lipoproteínas de baja densidad (LDL), un colesterol malo, que a su vez reduce el riesgo de enfermedades cardíacas.

Ambos se pueden encontrar en algunos aceites de origen vegetal, especialmente en el aceite de oliva como Carbonell. Estos tipos de grasa no solo son importantes para su ingesta diaria de grasas como fuentes de energía, sino que las grasas saludables también contienen ácidos grasos que el cuerpo necesita para el crecimiento celular.

Las grasas buenas contienen múltiples beneficios
Se recomienda que la persona promedio de un peso saludable obtenga aproximadamente el 20-35% de la ingesta calórica diaria de grasas buenas. Esto se debe a que, además de servir como combustible para su cuerpo, la grasa también juega un papel vital en la mejora de la función cerebral. Lo creas o no, el 60% de la composición de tu cerebro es grasa, por lo que es esencial complementar tu dieta con grasas buenas.

Según Gary L. Wenk, profesor de la Universidad Estatal de Ohio, una dieta alta en grasas monoinsaturadas mejora la función cognitiva del cerebro para disminuir la posibilidad de pérdida de memoria. La grasa también ayuda a la neurogénesis (la formación de nuevas células cerebrales) y, como fuente de combustible, ayuda al cerebro a funcionar de manera más eficiente, ya que produce menos radicales libres como efecto secundario metabólico.

Las grasas buenas te mantienen satisfecho
Finalmente, cuando se consumen grasas buenas con moderación, pueden ayudar a proteger contra el aumento de peso. Según el European Journal of Clinical Nutrition, las personas que consumen una dieta rica en aceite se sienten llenas cada vez más tiempo porque cuando la grasa ingresa a su cuerpo, ralentiza la digestión y aumenta la plenitud. Esta disminución documentada del apetito significa que es menos probable que sienta un impulso repentino de comer un refrigerio durante todo el día.

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