Día Mundial del Dolor: cómo reconocerlo, enfrentarlo y mejorar la calidad de vida
El 17 de octubre se conmemora el Día Mundial del Dolor, una fecha creada para crear conciencia sobre una experiencia que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aunque muchos consideran el dolor como algo inevitable, en realidad tiene implicaciones mucho más profundas, afectando no solo la salud física, sino también el bienestar emocional, la productividad laboral y la calidad de vida en general. Según el Índice del Dolor de Haleon, el 63% de las personas en todo el mundo reconoce que el dolor dificulta su concentración y realiza tareas cotidianas con menor eficacia. A pesar de que un amplio porcentaje se siente cómodo hablando del dolor con amigos o familiares, solo un 63% comparte esa experiencia con sus empleadores, lo que refleja una barrera importante en la comunicación y el manejo del dolor en los ambientes laborales.
La magnitud del dolor en la vida diaria
En 2023, el estudio social de Haleon reveló que nueve de cada diez personas han experimentado algún tipo de dolor en los últimos meses. Estos datos muestran que el dolor no discrimina y está presente en casi todos, independientemente de su edad, género o condición social. Lo alarmante es que muchas personas sufren en silencio, sin recibir la atención o el apoyo que necesitan. La falta de apertura y empatía en torno a esta problemática contribuye a que muchas personas se sientan aisladas y vulnerables.
El impacto del dolor va más allá del episodio físico, afectando cómo nos sentimos, cómo nos relacionamos y cómo enfrentamos nuestras actividades diarias. Seis de cada diez encuestados afirman que es difícil ser feliz cuando sienten dolor, y casi el 70% reconocen que el malestar interfiere en sus relaciones laborales y personales, poniendo en riesgo su estabilidad emocional y social. Además, un 37% de las personas encuestadas confiesa que el dolor afecta su autoestima, mientras que casi la mitad reconoce haber desarrollado ansiedad como consecuencia de esa experiencia.
El estigma y el miedo a expresar el dolor
Uno de los hallazgos más sorprendentes del análisis es que aproximadamente la mitad de quienes viven con dolor sienten que son estigmatizados, y un 26% teme ser juzgado por manifestar su malestar. Esta percepción crea un entorno donde muchas personas prefieren ocultar su sufrimiento, evitando acudir a profesionales o pedir ayuda por miedo a ser tildados de débiles o que su condición sea minimizada. La importancia de abrir un diálogo sobre el dolor radica en reconocer que expresarlo y buscar apoyo puede ser vital para aliviar el malestar y prevenir complicaciones a largo plazo.
Como explica la doctora Paola Maldonado, líder de asuntos médicos de Haleon México, “la mayoría aprende a convivir con el dolor como si fuera una parte natural de la vida, pero en realidad, si se aborda a tiempo y con el tratamiento adecuado, es posible recuperar una buena calidad de vida. Hablar de lo que sentimos, acudir a un especialista y seguir sus indicaciones puede hacer una diferencia significativa en el proceso de recuperación y bienestar”.
Desigualdad en la percepción y tratamiento del dolor
El estudio también revela que el estigma relacionado con el dolor no afecta a todos por igual. Las mujeres, las personas racializadas y las comunidades diversas tienen mayores probabilidades de que su dolor sea minimizado o ignorado. Globlalmente, el 58% de las mujeres y el 59% de las personas racializadas informaron que su malestar fue tratado con menos seriedad o no se les prestó la atención adecuada, en comparación con el 47% de los hombres y el 48% de las personas blancas. La comunidad LGBTQ+ también enfrenta obstáculos, ya que el 67% de sus miembros teme que los prejuzguen o hagan suposiciones sobre su dolor, frente al 50% de los heterosexuales. También hay una brecha generacional: mientras los adultos mayores expresan su malestar con mayor facilidad, los jóvenes enfrentan más obstáculos para comunicar lo que sienten. En efecto, el 70% de la Generación Z afirmó haberse sentido discriminada por manifestar su dolor.
Sentirse solo en momentos de sufrimiento
Otro aspecto muy relevante en el análisis del Índice del Dolor es que aproximadamente el 42% de las personas experimenta sensación de soledad de manera frecuente durante episodios de dolor. La causa principal es que el malestar físico lleva a retraerse y reducir la interacción social, afectando las relaciones emocionales. El estudiar revela que cerca del 60% se vuelve menos sociable mientras padece dolor, lo que pone de manifiesto que esta experiencia impacta en la conexión con los demás, además del estado físico.
Roberto Beyrute, presidente de Haleon México, comenta que “todavía existe una percepción equivocada que asocia el hablar del dolor con debilidad, lo cual muchos consideran un signo de vulnerabilidad
, y eso lleva a que muchas personas prefieran sufrir en silencio. Esa falta de comprensión y apoyo no solo intensifica el sufrimiento, sino que también incrementa el aislamiento social. Es indispensable aprender a entender el dolor desde la empatía, promoviendo un entorno donde las personas se sientan seguras para expresar lo que sienten sin miedo a ser juzgadas”.
El estudio revela también que el 75% de los encuestados desea que los profesionales de la salud estén mejor preparados para entender y atender el dolor de cada paciente de manera más humana y personalizada. Beyrute explica que “estas cifras reflejan que la diferencia en la atención puede estar en la forma en que escuchamos y acompañamos a quienes experimentan dolor. La atención empática no solo mejora la experiencia del paciente, sino que también facilita el proceso de recuperación, generando mayor confianza en el sistema de salud”.
Haleon, como compañía líder en salud para el consumidor, busca no solo promover productos y servicios que mejoren la calidad de vida, sino también generar conciencia sobre la importancia de tratar el dolor con humanidad. A través de estudios como el Índice del Dolor, trabaja para crear un cambio en cómo la sociedad, los profesionales y los pacientes perciben y enfrentan esta experiencia. Impulsar una cultura de apertura, empatía y apoyo mutuo es esencial para reducir la carga emocional del dolor y contribuir a una mejor calidad de vida para todos.
Reconocer que el dolor es una experiencia universal, y que su manejo adecuada puede transformar vidas, requiere un compromiso colectivo. Es momento de dejar atrás los prejuicios y abrir espacios de diálogo donde el sufrimiento, en todas sus formas, sea comprendido y tratado con la dignidad que merece. Solo así podremos construir una sociedad más empática, saludable y resiliente frente a uno de los aspectos más humanos de nuestra existencia.