Salud Mental

Depresión, ¿psicólogo o psiquiatra?, ¿terapia o medicación?

Ambos, si es necesario y el paciente se muestra dispuesto a tomar antidepresivos. Frente a la creencia generalizada de que un especialista sustituye al otro, desde Clínicas Origen explican que se trata de dos tratamientos complementarios y no excluyentes. Para la directora técnica de esta red de centros de psicología y psiquiatría, Pilar Conde, si la persona se muestra receptiva a la medicación se puede plantear el abordaje terapéutico junto al farmacológico y tras la estabilización, el psiquiatra irá realizando una retirada progresiva de las pastillas. Cuando la persona no se muestre receptiva a  la farmacología se puede plantear empezar con la terapia, y si a las pocas semanas, unas cuatro, no se observa mejoría tras implementar herramientas terapéuticas, abordar con la persona en terapia la importancia de, en su caso, tomar medicación.

Es muy importante en este punto, distinguir entre tristeza, melancolía o un estado de apatía pasajero y la depresión. Según la Organización mundial de la Salud, la depresión es trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.

No detectarla y tratarla a tiempo supone un riesgo para la salud y bienestar de la persona en particular, y para su vida, en general. Además, la depresión es un proceso en sí mismo, por lo que si no se toman medidas, quien la padece se va aislando y puede entrar en un bucle anímico, emocional y mental del que sea difícil salir.

¿Deprimido o sólo triste?

Así pues, no deben considerarse como “normales” los síntomas, por ejemplo, de fatiga, estado de ánimo bajo, falta de apetito, insomnio y tristeza, y de pérdida de placer por cualquier actividad, primero cuando se prolongan más allá de dos semanas, y, segundo, cuando no aparecen de forma aislada, sino juntos, dentro de un cuadro general de abatimiento.

En este último caso, el apoyo de las personas del entorno resulta vital, porque a quien se encuentra deprimido puede faltarle la motivación para pedir ayuda. Este es el primer paso para salir de ella. Dependiendo del grado de severidad de la depresión, se puede precisar desde un primer momento, explica Conde,  de la toma de la medicación, que  se puede ir combinando con la activación conductual, proceso en el que se va llevando a cabo una planificación progresiva. Con ella se van retomando actividades abandonadas, ya sean de ocio o en las que se tiene una responsabilidad, como los estudios o el trabajo.

La importancia de identificar nuestras emociones

La regulación de las emociones es otro de los puntos clave para que la persona salga de la depresión. La terapia cognitiva ayuda a identificarlas, comprenderlas y gestionarlas, con el objetivo de ir flexibilizando los pensamientos irracionales que se puedan estar teniendo.

Ponerse en manos de profesionales ayudará a trabajar la  falta de asertividad, en la toma de decisiones y a la resolución de problemas que puedan estar conduciendo y manteniendo el estado depresivo.

Distimia, la depresión crónica

La depresión puede considerarse persistente cuando se ha prolongado durante dos años, aunque, tal como aclaran desde Origen, se deben valorar factores como la toma de medicación y/o el tratamiento con un psicólogo. Cuando estos no han funcionado se puede hablar claramente de distimia o depresión persistente.

La depresión tiene muchos orígenes: puede ser endógena, debida a problemas orgánicos y biológicos, por ejemplo la herencia genética, y exógena, originada por factores externos. Pero los profesionales de la salud mental vienen detectando un detonador común que hay que vigilar cuando se tiene predisposición a padecerla o cuando los problemas pesan demasiado. Son los cambios en la vida, cambios de calado que pueden llegar a romper el equilibrio  entre lo positivo y lo negativo, afectando a la vida diaria y a la manera de pensar, sentir y comportarse.