Cáncer

Creu Blanca incorpora la última tecnología en diagnóstico precoz de melanomas

Mediante la dermatoscopia digital se consigue un alto porcentaje de curación si el melanoma se detecta a tiempo

Creu Blanca, grupo de centros médicos especializados en prevención, diagnóstico y tratamiento de la salud, ha reforzado el equipamiento de su unidad de dermatología con la dermatoscopia digital, una técnica que permite hacer un seguimiento exhaustivo de las lesiones de la piel con el fin de detectar precozmente el cáncer de piel además de evitar extirpaciones innecesarias.

La Dra. Mª Dolores Iñiguez, especialista en dermatología de Clínica Creu Blanca, explica su funcionamiento: “Primero se toman imágenes clínicas de la piel para localizar las lesiones. Después se toman imágenes dermatoscópicas de las lesiones para estudiar su estructura. En las revisiones periódicas, se comparan las imágenes previas con las actuales para así detectar el más mínimo cambio en los lunares”.

El cáncer de piel puede desarrollarse a partir de una lesión pigmentada ya existente o puede aparecer simplemente sobre la piel sana. Por eso es recomendable acudir a la consulta de un dermatólogo una vez al año para que haga un control riguroso de la piel. “Hemos de tener en cuenta – explica la Dra. Iñíguez- que este cáncer de piel tiene un alto porcentaje de curación si se detecta a tiempo, además se reducen considerablemente el número de extirpaciones y biopsias de lesiones sospechosas ya que se controlan periódicamente con imágenes”.

“Existen algunos signos de alerta -expone la Dra.- que nos permiten detectar lesiones sospechosas. Le llamamos la regla A-B-C-D-E de los lunares”.
A- Asimetría
B- Borde irregular
C- Coloración (color desigual con varias tonalidades: negras, marrones o azuladas)
D- Diámetro (superior a 5 mm)
E- Evolución (cualquier cambio en las lesiones en las últimas semanas o meses)

No hay que olvidar que el sol es bueno para nuestra salud, aunque también es el responsable de daños irreparables en nuestra piel si se toma en exceso. Por eso es importante encontrar el equilibrio perfecto entre sus efectos beneficiosos y los perjudiciales.

Durante el verano inevitablemente estamos más expuestos al sol. Y aunque por una parte es muy beneficioso para nuestra salud (el sol es fuente de Vitamina D3, que influye en la absorción del calcio y fosfatos de nuestros huesos), por otra los rayos UVA y UVB, que son los responsables del bronceado, también lo son de daños irreparables en nuestra piel ya que provocan alteraciones del ADN que pueden derivar en cáncer cutáneo.

El espectro solar se compone de rayos gamma, X, UVC, UVB, UVA, R. invisible y R. infrarroja. En una hora de exposición solar recibimos un 95% de rayos UVA y un 5% de rayos UVB por cm de piel. Las radiaciones UVA y UVB pueden provocar alteraciones del ADN, causantes del cáncer de piel. Hay varios factores que influyen en la intensidad de la radiación que percibimos: la latitud (mayor cuanto más cerca del ecuador), altitud, estación del año, hora, climatología, contaminación existente (ya que esta actúa como un filtro). Además, también tenemos que tener en cuenta que no sólo recibimos la radiación directa sino también la reflejada, como por ejemplo en la arena o en el agua.

El uso de protectores es necesario para obtener un bronceado progresivo, seguro y duradero. En los fotoprotectores podemos encontrar dos tipos de filtros: los químicos y los físicos. Los filtros químicos actúan por absorción de la radiación ultravioleta. Los físicos en cambio actúan por reflexión de la luz. Sea cual sea nuestro índice de protección solar (determinado por la reacción de nuestra piel ante la exposición solar) se recomienda una nueva aplicación de protección solar cada dos horas.

Ocho pasos para una exposición solar más segura
Evitar la exposición solar de 10h a 15h
Aplicar protector solar con un FPS mínimo de 15 a 30 minutos antes de la exposición al sol
No utilizar protectores en niños menores de 6 meses y evitar el exceso de exposición solar en niños menores de 3 años
Utilizar sombrero
Utilizar gafas de sol
Cubrirse con ropa ligera
Evitar el bronceado artificial
Auto examinarse la piel regularmente