60% de las enfermedades infecciosas en humanos provienen de animales
Las enfermedades infecciosas en humanos tienen un origen que muchas veces pasa desapercibido: los animales. Se estima que aproximadamente el 60% de estas enfermedades emergentes provienen de animales, incluyendo tanto a especies silvestres como domésticas. Este vínculo estrecho entre animales y personas hace que la prevención sea fundamental para reducir riesgos y proteger la salud pública. La interacción cotidiana con mascotas, si no se maneja con responsabilidad, puede facilitar la transmisión de enfermedades infecciosas zoonóticas. La buena noticia es que muchas de estas transmisiones pueden prevenirse con acciones simples y sostenibles.
La importancia de la vacunación y desparasitación en la prevención de las enfermedades infecciosas
Mantener en buen estado la salud de las mascotas mediante chequeos periódicos con un médico veterinario, así como la vacunación, son medidas básicas pero efectivas para prevenir la propagación de agentes patógenos. La vacunación no solo protege a los animales, sino también a las personas que conviven con ellos. Es importante seguir un calendario de vacunas recomendado, que incluye inmunizaciones contra enfermedades como rabia, parvovirus, leptospirosis y otras que pueden transmitirse a través del contacto directo o indirecto.
- Consulta periódica con el veterinario
- Vacunación oportuna según el calendario
- Desparasitación interna y externa constante
- Mantener la higiene y evitar el contacto con animales callejeros
Vías silenciosas de transmisión de enfermedades zoonóticas
No solo los mordiscos representan un riesgo, sino también otras formas de contagio menos evidentes como la saliva, las heces, la orina o a través de insectos infectados, como pulgas y garrapatas. Estos vectores, si no se controlan, facilitan la transmisión de enfermedades infecciosas que en muchos casos pasan desapercibidas inicialmente, pero que pueden desencadenar graves problemas de salud tanto en animales como en humanos.
El impacto de las enfermedades zoonóticas en la salud pública
Según la Organización Mundial de la Salud, más del 75% de los nuevos agentes patógenos que causan epidemias en humanos tienen su origen en animales. Esto refleja la necesidad de fortalecer las acciones preventivas en todos los niveles, desde el hogar hasta las comunidades rurales o urbanas. Casos como la brucelosis, que afecta a millones de personas cada año, o la leptospirosis, que aumenta durante temporadas lluviosas, subrayan la importancia de una vigilancia sanitaria continua y de la protección mediante vacunación. La rabia, una de las zoonosis más mortales, sigue presente en ciertos territorios en donde no se realizan campañas de vacunación canina o estas no alcanzan a toda la población.
- Brucelosis: riesgo en consumo de productos lácteos sin pasteurizar y contacto con animales infectados
- Leptospirosis: transmisión, principalmente, en temporadas de lluvias o por agua contaminada
- Rabia: bajo control en algunos lugares, pero todavía causa muertes, principalmente de niños en contacto con animales sin vacunar
Acciones responsables para reducir los riesgos
Para evitar que las enfermedades infecciosas lleguen a afectar a las personas, es fundamental tomar medidas responsables con las mascotas y el entorno. Algunas recomendaciones clave incluyen:
- Mantener la higiene del hogar y los espacios donde conviven las mascotas
- Evitar el contacto con animales silvestres o callejeros
- Recoger los desechos en tiempo y forma
- Participar en campañas de vacunación y desparasitación en comunidades
- Realizar chequeos veterinarios con regularidad
Estas acciones, sencillas pero efectivas, contribuyen a mantener una comunidad más saludable y a disminuir la circulación de agentes patógenos.
La colaboración entre salud animal y salud pública
El concepto de “One Health” cobra mayor relevancia en este contexto. Se refiere a la integración de esfuerzos en salud animal, salud humana y cuidado del medio ambiente para crear estrategias complementarias que reduzcan los riesgos de enfermedades infecciosas. La inversión en la protección de mascotas, en campañas de vacunación y en vigilancia epidemiológica es clave para reducir la aparición de brotes y garantizar el bienestar colectivo. La prevención efectiva permite reducir costos en tratamientos, evitar pérdidas humanas y fortalecer la infraestructura sanitaria.
Un ejemplo claro es la lucha contra la rabia. La vacunación canina ha eliminado en muchas regiones la presencia de la enfermedad, pero aún persiste en comunidades con menor acceso a campañas de inmunización. La vigilancia activa y la educación sanitaria son fundamentales para mantener estos logros y prevenir posibles rebrotes.
Un compromiso que empieza en casa
Cuidar la salud de nuestras mascotas con responsabilidad no solo mejora su calidad de vida, sino que también protege a toda la comunidad. La cooperación de cada hogar, delegaciones y sector al de salud, es esencial para reducir significativamente la incidencia de enfermedades infecciosas. Desde evitar el contacto con animales callejeros hasta mantener una higiene adecuada, cada acción contribuye a crear un entorno más seguro y saludable para todos. La conciencia sobre la importancia de la vacunación y la desparasitación se traduce en comunidades más resilientes frente a las zoonosis. La inversión en la protección de las mascotas y en medidas preventivas no solo salvaguarda la vida animal, sino que también previene la transmisión de enfermedades peligrosas que, de no ser controladas, pueden desencadenar crisis sanitarias a nivel nacional e internacional. La responsabilidad individual y colectiva en el cuidado de los animales, acompañada de políticas públicas sólidas, forma la base para un futuro donde la convivencia armónica entre humanos y animales minimice los riesgos de enfermedades infecciosas. Solo con un compromiso consciente y constante lograremos reducir la carga de estas enfermedades y proteger la salud de todos en nuestra comunidad.
